Sigo investigando sobre la entrega... y veo que entregar no significa dejarme llevar, porque eso me arrastra a dejarme llevar por mis ensoñaciones , pensamientos... así que la entrega no es abandonarme. Implica mantener la llama de la atención lo más viva posible. Y en esa atención no pretender ni recharzar nada. Sin memoria, sin deseo...
Pero la atención es lábil, va y viene, y como una linterna estropeada que se enciende a su antojo, a veces su luz es potente y firme, y otras parpadea, y otras está apagada. Y me viene la pregunta: ¿ cómo mantener la llama de la atención viva? Con paciencia,como la que se necesita cuando se ha de enseñar algo a un niño que se distrae. Encender la llama una y otra vez , una y otra vez....con firme determinación.