jueves, 9 de octubre de 2014

Qué es la meditación




Muchas veces se desea utilizar la meditación para obtener unos beneficios a corto plazo como cierta paz mental, relajación física,  disminución del stress.  Esto es muy legítimo.  A todos nos gusta estar libres de sufrimiento.  Pero en  la meditación de la que yo hablo este no debería ser nuestro objetivo principal.  La grandeza de la meditación va más allá que ceñirla a la consecución de ciertos estados físicos o mentales.  Comprender nuestra mente, comprender quienes somos,  es abrirse a la fuente de la vida.  Abrirse a aquello donde reside la paz, el amor y libertad profundas.  Es ir haciendo un camino para descubrir que todo aquello que anhelamos y deseamos fuera de nosotros, no es nada comparado con descubrir  cual es nuestra verdadera naturaleza.

La meditación , no significa controlar la mente para dejarla en blanco y no pensar y de esta manera conseguir una calma mental.   Esta lejos de la idea de control o manipulación de nuestros pensamientos o emociones.  Y eso es lo primero que tenemos que investigar cuando nos pongamos a meditar. La meditación es el proceso de traer la atención consciente a cualquier cosa que nos encontremos.  Se trata de observar todo lo que aparezca en la mente,  sin rechazar nada.  Ser conscientes de lo que pasa por  nuestra mente momento a momento. Este punto del control es de vital importancia,  pues es un error común que puede dar lugar a un fracaso estrepitoso a la hora de meditar.  A mi mes gustó leer a Adyashanti, un maestro espiritual americano. En uno de sus libros habla sobre su experiencia personal con la meditación.  El estuvo muchos años, cerca de 20, practicando meditación Zen,  muchas horas al día, sin que este gran esfuerzo obtuviera los resultados que él esperaba.  Llegado un momento de gran desesperación,  investigó sobre estos problemas y se dio cuenta de la importancia de la actitud con la que nos sentamos a meditar.  Después he oido a muchos maestros hablar de la misma manera en el sentido de que no son tan importantes las técnicas que utilices al meditar  como la actitud  a la que te enfrentas cuando lo haces.


La actitud

¿ Y cual es la actitud?  Es una actitud de respeto, apertura, no control de todos los fenómenos que vayan ocurriendo en nuestra conciencia.  Normalmente , sobre todo en las primeras meditaciones,  la mente va muy deprisa,  un tropel de pensamientos en cascada van apareciendo.  Esto nos hace sentirnos inquietos , y con la sensación de que no sabemos meditar.  Es la primera queja de la mayoría de los meditadores.  Pero eso le ocurre a todo el mundo, incluso a los meditadores experimentados.  La mente nunca para,  es su función.  Además hemos adquirido a lo largo de nuestra vida muchos hábitos mentales que son muy difíciles de parar.  Nuestra actitud no debe ser la de intentar controlar la mente,  nunca.  Como dice Adyashanti: 
“ ¿ Es que acaso podríamos alcanzar nuestro estado natural mediante la manipulación y el control?”.

Esta actitud es complicada y la hemos de revisar continuamente.  Estamos acostumbrados a que con nuestro esfuerzo y voluntad personal vayamos a  conseguir todo lo que nos proponemos.   Pero la meditación no sigue estas reglas.  Todo lo contrario.  A más intento de manipular nuestras experiencias, de controlar lo que va surgiendo, de intentar conseguir algo,  más frustados se verán nuetros intentos de meditar.  Se que esto va en contra de la mayoría de las creencias de la gente,  ya que vivimos en una cultura donde prima slogans del tipo: “ Si tu quieres, tu puedes”, etc.  Pues, esta actitud debemos tener muy claro que no nos ayudará.  Hemos de permitir que que se manifieste todo aquello que llevamos dentro,   pensamientos,  emociones, miedos, etc.  Y con una amor,  acoger todo aquello que en el presente va surgiendo.  Y entonces uno se preguntarà:  “¿si no he de hacer nada y permito que todo salga a la luz,  que voy a conseguir con esto de a meditación?  Quedaré a la merced de mis pensamientos y emociones y eso puede ser un desastre.  Yo lo que quiero es controlar mi mente, que no me domine...Agggg. “

Tranquilidad,  porque cuando uno medita, es verdad que al comienzo al no estar acostumbrado a mirar las fluctuaciones de nuestro mundo interior,  podemos ser muy conscientes de que nuestra mente está todo el día parloteando y eso puede ser un poco molesto.  Pero si conseguimos pasar esa barrera de incomodidad,  iremos descubriendo que poco a poco cuando reposamos nuestra mente en su estado natural,  sin intentar detener lo que vaya ocurriendo,  un espacio de paz  se va abriendo en nuestro interior.Como dice Adyashanti:  Acogemos toda nuestra experiencia, tanto la que tiene lugar en el interior como en el exterior.  Cuando acoges en tu consciencia toda la experiencia, empieza a surgir orgánicamente un cierto tipo de quietud.  Es una quietud que está relacionada directamente con esta capacidad de abrirse a todas las experiencias, no sólo a las que son cómmodas y agradables.  Aunque tengas la mente muy agitada, si dejas de juzgar tu mente por estar agitada, aun en la agitación misma, estará la quietud.