domingo, 15 de marzo de 2015

¿ La libertad se trata de poder elegir?

Aurora es una mujer de 54 años que con 47 decidió dar un giro a su vida de 180º.  Se había dedicado toda la vida a trabajar en un negocio que era de su propiedad y que le aportaba más disgustos que satisfacciones.  Así que un día se lio la manta a la cabeza y decidió venderlo todo para como decía ella “recuperar su vida”.  Sentía que había estado toda su vida esclavizada al trabajo, al cuidado de sus hijos, y ya tenía ganas de hacer por fin algo para ella.  Así que cuando dejó su negocio, se apuntó a la universidad a estudiar Historia del Arte.  Desde muy joven había tenido un gran sentimiento de inferioridad con respecto a las demás personas  porque no había podido estudiar.  En su mente, pensaba que realizar estudios universitarios, por fin, compensaría todos aquellos sentimientos de desvalorización hacia su persona. Fantaseaba con que llegaría el día en que por fin se sentiría una mujer completa.  Le faltaba ir a la Universidad.  Comenzó su carrera y todos sus sentimientos de inferioridad se agudizaron de manera desorbitada porque poder seguir el ritmo de estudio y pasar los exámenes le suponían un suplicio.  Pero ahí estaba, sacando sus exámenes, demostrando que con fuerza de voluntad y determinación todo se consigue,  porque ella de eso sabía un rato. Pero a medida que pasaban los meses su estado de ánimo era cada vez más bajo a causa del conflicto en el que se hallaba sumida. Por un lado no se veía con fuerzas ni ganas, pero por otro, había depositado tantas esperanzas en estos estudios…. Todo el mundo le sugeríamos que dejase la carrera, que ahora que disponía de tiempo por una vez en su vida,  se dedicase a realizar aquello que de verdad le apasionaba,  que era pintar.  Aurora tiene un talento natural para expresarse artísticamente, pero nunca había podido permitirse desarrollar ese talento.  Era muy joven cuando se independizó y  decidió abrir un negocio.  Ella creía que poder ser autónoma, ganar suficiente dinero, le reportaría la satisfacción y estabilidad anheladas.  Bueno, pues si que ganó dinero, pero a costa de sacrificar muchas horas de su vida y de soportar un stress muy alto.   Después vinieron el matrimonio, los hijos,…  Así que cuando por fin se vio, libre, como ella pensaba, comenzó esta nueva atadura.  Dejó la vieja del negocio, desengañada porque aquello no había cumplido sus expectativas,  y la carrera se estaba convirtiendo en otro suplicio del que no podía salir.  Toda su esperanza de cambio, todas sus ilusiones, su identidad, estaban puestas ahora en juego con esta nueva aventura.  ¿Cómo iba a dejarlo y dedicarse a disfrutar de lo que le gustaba?  Total,  pintar, ¿qué le iba a reportar?  No le iba a dar prestigio, ni le ayudaría a superar sus complejos. Y a su edad, tampoco podría ganarse la vida con esto.    Se trataba de una actividad carente de ego, de motivación auto-centrada.  Una actividad que no era un medio para conseguir algo sino  un fin en sí mismo.  

Viendo este panorama, yo me preguntaba sobre qué entendemos por ser libres.  Todas las personas que conocen a Aurora tienen la imagen de ella como una mujer fuerte,  independiente, libre, luchadora, valiente,  porque ha tenido capacidad de elegir aquello que pensaba que le convenía en cada momento.  Primero porque dejó un trabajo en una empresa para montar su propio negocio, y después porque vendió este para dedicarse a aquello con lo que soñaba. ¿Pero realmente Aurora era libre porque pudo elegir aquellas opciones?  Yo veía que su libertad era más aparente que verdadera,  que había en su interior una serie de condicionamientos que le hacían tomar decisiones, pero decisiones que no parecían muy acertadas y después le hacían sufrir.  En su caso, la decisión de estudiar se derivaba de una carencia interior, y de una creencia, seguramente impuesta por nuestra cultura, de que el conocimiento, los estudios, te realizan como persona.  ¿Y su decisión de montar un negocio?  de una creencia de que solamente las mujeres independientes, luchadoras, trabajadoras,  se realizan. Y también de que el dinero nos da estabilidad, seguridad y la oportunidad de ser más libres para poder hacer más cosas, estudiar, viajar, distraernos, comprar objetos que llenen nuestros vacíos…

Así que llegaba a la conclusión de que no somos más libres porque podamos elegir.  Somos libres cuando soltamos nuestros condicionamientos, creencias, ilusiones, expectativas, miedos, apegos.  Seríamos libres si todo aquello que realizamos fuera una expresión de nuestro SER y no una actividad para conseguir algo.  Y si todo lo que hiciéramos fuera una expresión de nuestro SER profundo,  haríamos las cosas con una alegría serena, sin tensiones, sin esperar nada.  Contentos simplemente por SER y por poder realizarnos “siendo” no “haciendo”.

Así que para comprender mejor qué es esto de la Libertad,  ante aquello que realizamos en nuestra vida, podríamos preguntarnos:  ¿porqué estoy haciendo esto?  ¿ qué interés o motivación real hay detrás de esta actividad?  ¿ me mueve algún miedo, alguna expectativa, algún deseo, apego, o es alguna carencia? ¿me hace sentir más importante, tener una mejor imagen, ganar prestigio?  o ¿  hay alguna creencia impuesta por otros , por mi familia o por la sociedad?  

Quiero agradecer a Consuelo Martín y a Krishnamurti por haberme inspirado en la comprensión de lo que es la verdadera libertad


Debemos ser libres, no para hacer lo que nos plazca, sino libres para comprender muy profundamente nuestros propios instintos e impulsos.
La libertad no es para hacer lo que nos antoja, sino que consiste mas bien en estar libres de todo el tormento de la vida, de nuestros problemas, ansiedades, miedos, heridas psicológicas y de todo el conflicto que hemos tolerado en nosotros mismos y en el mundo.
Estar por completo libres internamente del "Yo" sin ser absorbidos por algo - ya sea un paisaje, una idea, etc..., es la esencia de la belleza".    
Krishnamurti.