Aurora es una mujer de 54 años
que con 47 decidió dar un giro a su vida de 180º. Se había dedicado toda la vida a trabajar en
un negocio que era de su propiedad y que le aportaba más disgustos que
satisfacciones. Así que un día se lio la
manta a la cabeza y decidió venderlo todo para como decía ella “recuperar su
vida”. Sentía que había estado toda su
vida esclavizada al trabajo, al cuidado de sus hijos, y ya tenía ganas de hacer
por fin algo para ella. Así que cuando
dejó su negocio, se apuntó a la universidad a estudiar Historia del Arte. Desde muy joven había tenido un gran sentimiento
de inferioridad con respecto a las demás personas porque no había podido estudiar. En su mente, pensaba que realizar estudios
universitarios, por fin, compensaría todos aquellos sentimientos de desvalorización
hacia su persona. Fantaseaba con que llegaría el día en que por fin se sentiría
una mujer completa. Le faltaba ir a la
Universidad. Comenzó su carrera y todos
sus sentimientos de inferioridad se agudizaron de manera desorbitada porque
poder seguir el ritmo de estudio y pasar los exámenes le suponían un
suplicio. Pero ahí estaba, sacando sus
exámenes, demostrando que con fuerza de voluntad y determinación todo se
consigue, porque ella de eso sabía un
rato. Pero a medida que pasaban los meses su estado de ánimo era cada vez más
bajo a causa del conflicto en el que se hallaba sumida. Por un lado no se veía
con fuerzas ni ganas, pero por otro, había depositado tantas esperanzas en
estos estudios…. Todo el mundo le sugeríamos que dejase la carrera, que ahora
que disponía de tiempo por una vez en su vida, se dedicase a realizar aquello que de verdad
le apasionaba, que era pintar. Aurora tiene un talento natural para expresarse
artísticamente, pero nunca había podido permitirse desarrollar ese talento. Era muy joven cuando se independizó y decidió abrir un negocio. Ella creía que poder ser autónoma, ganar suficiente
dinero, le reportaría la satisfacción y estabilidad anheladas. Bueno, pues si que ganó dinero, pero a costa
de sacrificar muchas horas de su vida y de soportar un stress muy alto. Después vinieron el matrimonio, los hijos,… Así que cuando por fin se vio, libre, como
ella pensaba, comenzó esta nueva atadura.
Dejó la vieja del negocio, desengañada porque aquello no había cumplido
sus expectativas, y la carrera se estaba
convirtiendo en otro suplicio del que no podía salir. Toda su esperanza de cambio, todas sus ilusiones,
su identidad, estaban puestas ahora en juego con esta nueva aventura. ¿Cómo iba a dejarlo y dedicarse a disfrutar
de lo que le gustaba? Total, pintar, ¿qué le iba a reportar? No le iba a dar prestigio, ni le ayudaría a
superar sus complejos. Y a su edad, tampoco podría ganarse la vida con
esto. Se trataba de una actividad carente de ego,
de motivación auto-centrada. Una actividad
que no era un medio para conseguir algo sino un fin en sí mismo.
Viendo este panorama, yo me
preguntaba sobre qué entendemos por ser libres.
Todas las personas que conocen a Aurora tienen la imagen de ella como
una mujer fuerte, independiente, libre,
luchadora, valiente, porque ha tenido
capacidad de elegir aquello que pensaba que le convenía en cada momento. Primero porque dejó un trabajo en una empresa
para montar su propio negocio, y después porque vendió este para dedicarse a
aquello con lo que soñaba. ¿Pero realmente Aurora era libre porque pudo elegir
aquellas opciones? Yo veía que su libertad era más aparente que verdadera, que había en su interior una serie de condicionamientos que le hacían
tomar decisiones, pero decisiones que no parecían muy acertadas y después le
hacían sufrir. En su caso, la decisión
de estudiar se derivaba de una carencia interior, y de una creencia,
seguramente impuesta por nuestra cultura, de que el conocimiento, los estudios,
te realizan como persona. ¿Y su decisión
de montar un negocio? de una creencia de
que solamente las mujeres independientes, luchadoras, trabajadoras, se realizan. Y también de que el dinero nos
da estabilidad, seguridad y la oportunidad de ser más libres para poder hacer
más cosas, estudiar, viajar, distraernos, comprar objetos que llenen nuestros
vacíos…
Así que llegaba a la conclusión
de que no somos más libres porque podamos elegir. Somos libres cuando soltamos nuestros
condicionamientos, creencias, ilusiones, expectativas, miedos, apegos. Seríamos libres si todo aquello que
realizamos fuera una expresión de nuestro SER y no una actividad para conseguir
algo. Y si todo lo que hiciéramos fuera
una expresión de nuestro SER profundo,
haríamos las cosas con una alegría serena, sin tensiones, sin esperar
nada. Contentos simplemente por SER y
por poder realizarnos “siendo” no “haciendo”.
Así que para comprender mejor qué
es esto de la Libertad, ante aquello que
realizamos en nuestra vida, podríamos preguntarnos: ¿porqué estoy haciendo esto? ¿ qué interés o motivación real hay detrás de
esta actividad? ¿ me mueve algún miedo,
alguna expectativa, algún deseo, apego, o es alguna carencia? ¿me hace sentir
más importante, tener una mejor imagen, ganar prestigio? o ¿ hay
alguna creencia impuesta por otros , por mi familia o por la sociedad?
Quiero agradecer a Consuelo Martín y a Krishnamurti por haberme inspirado en la comprensión de lo que es la verdadera libertad
Debemos ser libres, no para
hacer lo que nos plazca, sino libres para comprender muy profundamente nuestros
propios instintos e impulsos.
La libertad no es para hacer lo que nos antoja, sino que consiste mas bien en estar libres de todo el tormento de la vida, de nuestros problemas, ansiedades, miedos, heridas psicológicas y de todo el conflicto que hemos tolerado en nosotros mismos y en el mundo.
Estar por completo libres internamente del "Yo" sin ser absorbidos por algo - ya sea un paisaje, una idea, etc..., es la esencia de la belleza". Krishnamurti.
La libertad no es para hacer lo que nos antoja, sino que consiste mas bien en estar libres de todo el tormento de la vida, de nuestros problemas, ansiedades, miedos, heridas psicológicas y de todo el conflicto que hemos tolerado en nosotros mismos y en el mundo.
Estar por completo libres internamente del "Yo" sin ser absorbidos por algo - ya sea un paisaje, una idea, etc..., es la esencia de la belleza". Krishnamurti.