La mente se encuentra siempre en una perpetua búsqueda de
algo mejor.  Es por eso que siempre nos
encontramos que hay algo que arreglar en nuestra vida, o algo que conseguir o alcanzar.  Un novio, 
un mejor trabajo,  una nueva
cocina,  el último Smartphone… o una
nueva experiencia,  viaje,
distracción.  O quizá sea mejorar algo de
nuestra personalidad porque no nos creemos lo suficientemente buenos.  Y cuando uno se convierte en un buscador
espiritual la misma inercia que tiene la mente de encontrar algo,  convierte la búsqueda espiritual  en una lucha o intento por alcanzar algo que
se cree que va a ser mejor o incluso la iluminación.  Y entonces
nos convertimos en ávidos buscadores que leen incansablemente muchos
libros,  asisten a muchos cursos,
retiros, o meditan muchas horas al día creyendo que esa es la manera de
iluminarse.  Todo esto es así e
inevitable,  porque las inercias y
hábitos de la mente adquiridos a lo largo de tantos años, no van a desaparecer
de un día para otro. Pero hay que poner
Luz a esta dinámica que al final  es la que no nos permite  descubrir el Ser que somos.  Para ello nos puede ayudar sentarnos en
silencio y meditar.  ¿ Y qué es
meditar?   Pues meditar es donde vamos a
familiarizarnos con una nueva manera de mirar y de ser.  Porque es en esos momentos donde podemos
observar cómo funciona nuestra mente, y donde gracias a ese darnos cuenta,  podemos abrir un espacio para relajarnos y
Ser.  Ya no será el momento de pretender
cambiar nada, sino de simplemente observar, sin juicio lo que ocurra en nuestro
campo de consciencia.  Si pasan
pensamientos, o emociones,  no
intentaremos cambiar esa experiencia. 
Todo lo abrazaremos con tranquilidad porque ese espacio consciencial que
todo lo acoge  no puede verse afectado
por nada, por muy duro que sea o muy negativo. 
Abrirnos a ese espacio permite que se ponga  Luz a todos aquellos pensamientos y emociones
inconscientes que llevan tanto tiempo haciéndonos sufrir y lastimando nuestro
cuerpo.  Y esa es la verdadera
sanación,  darnos cuenta,  poner Luz, 
y no intentar cambiar nada.lunes, 18 de diciembre de 2017
¿ Qué estamos buscando?
La mente se encuentra siempre en una perpetua búsqueda de
algo mejor.  Es por eso que siempre nos
encontramos que hay algo que arreglar en nuestra vida, o algo que conseguir o alcanzar.  Un novio, 
un mejor trabajo,  una nueva
cocina,  el último Smartphone… o una
nueva experiencia,  viaje,
distracción.  O quizá sea mejorar algo de
nuestra personalidad porque no nos creemos lo suficientemente buenos.  Y cuando uno se convierte en un buscador
espiritual la misma inercia que tiene la mente de encontrar algo,  convierte la búsqueda espiritual  en una lucha o intento por alcanzar algo que
se cree que va a ser mejor o incluso la iluminación.  Y entonces
nos convertimos en ávidos buscadores que leen incansablemente muchos
libros,  asisten a muchos cursos,
retiros, o meditan muchas horas al día creyendo que esa es la manera de
iluminarse.  Todo esto es así e
inevitable,  porque las inercias y
hábitos de la mente adquiridos a lo largo de tantos años, no van a desaparecer
de un día para otro. Pero hay que poner
Luz a esta dinámica que al final  es la que no nos permite  descubrir el Ser que somos.  Para ello nos puede ayudar sentarnos en
silencio y meditar.  ¿ Y qué es
meditar?   Pues meditar es donde vamos a
familiarizarnos con una nueva manera de mirar y de ser.  Porque es en esos momentos donde podemos
observar cómo funciona nuestra mente, y donde gracias a ese darnos cuenta,  podemos abrir un espacio para relajarnos y
Ser.  Ya no será el momento de pretender
cambiar nada, sino de simplemente observar, sin juicio lo que ocurra en nuestro
campo de consciencia.  Si pasan
pensamientos, o emociones,  no
intentaremos cambiar esa experiencia. 
Todo lo abrazaremos con tranquilidad porque ese espacio consciencial que
todo lo acoge  no puede verse afectado
por nada, por muy duro que sea o muy negativo. 
Abrirnos a ese espacio permite que se ponga  Luz a todos aquellos pensamientos y emociones
inconscientes que llevan tanto tiempo haciéndonos sufrir y lastimando nuestro
cuerpo.  Y esa es la verdadera
sanación,  darnos cuenta,  poner Luz, 
y no intentar cambiar nada.