Si hay un verdadero Camino Espiritual es el de alcanzar la maestría para saber abandonarse a una misma. La auténtica Sadhana es "aprender" a soltar las resistencias del "yo psicológico". Pero bueno, lo pongo entre comillas, porque en realidad no se trata de un proceso de "aprender" y eso es precisamente lo más importante que una reconoce en dicho proceso. Una nunca ha hecho nada porque en realidad una no existe.
Parece que en la vida de cada cual hay una predilección por diferentes caminos. En mi caso siempre conecté con una vía contemplativa de la Verdad. Lo llaman la vía directa, porque "aparentemente" no se utiliza ninguna técnica o herramienta para abrirte a lo desconocido. Es contemplación directa del Ser. Pero viéndolo en retrospectiva, veo que siempre hubo un "yo" involucrado en el proceso.
El "yo psicológico" a un nivel sutil solamente es una energía que en un nivel más denso parece materializarse en pensamientos. Esa energía es inevitable que necesite enredarse en cualquier experiencia que vivimos de cara a seguir sobreviviendo. Es el narrador que constantemente todo lo interpreta, analiza, compara, enjuicia, etiqueta... Como eso es así, mientras no se da un colapso de esa energía, los diferentes Caminos espirituales te invitan a utilizarla para lo que llaman unos fines más elevados. Como dirían en el Vedanta, estas prácticas son purificadoras, te convierten en una persona más sátvico, aquietan tu mente, te preparan o allanan tu Camino para que pueda producirse una comprensión más profunda.
Suele suceder en este Camino de auto abandono que los deseos, intereses, y lo que acaparaba tu atención externamente, se va focalizando, y los residuos de ese " yo psicológico" se centran entonces en volvernos más sátvicos, más silenciados, más amorosos, o lo que sea. Antes éramos buscadores de la felicidad externamente y ahora hemos retornado la mirada 180 º y nos miramos hacia adentro para encontrar La Paz profunda.
Pero en este proceso de ver lo falso, de ver los obstáculos hacia la Verdad, llega un punto en que incluso la práctica espiritual llega a verse como un dique a traspasar también. Te das cuenta que ese residuo de "yo" siempre quiere agarrarlo todo. Así observas como el "yo" quiere volverse más silenciado, o quiere comprender
más, o volverse un narrador de todo lo que se vive para anotarlo, o para comunicarlo. En fin... que siempre desea sacar algún provecho de cualquier cosa. Por eso una se va dando cuenta realmente de que la verdadera entrega, el verdadero abandono, exige esa explosión de la energía mental y que ya sabemos que solo ocurre por la gracia Divina. Mientras tanto, solo queda esperar pacientemente y observar...
Así que una se ve que sigue habiendo una tendencia hacia la vida contemplativa pero ya no se vive de la misma manera. Como todo en la vida, ya nada se puede hacer con resistencias, con lucha, con sacrificio. La meditación es establecer una relación santa con tu propio "yo psicológico". Es abrirse a una mirada amorosa que nada rechaza de tu propia experiencia interna. Eso puede producir que las meditaciones no te lleven a estados tan aquietados de tu mente o de tus emociones. No sabes a donde conduce todo esto pero sabes que ya no puedes hacer otra cosa que dejarte ir y abandonarte en los brazos del Silencio y acoger en El todo lo que ocurre, hasta que te reconoces que tu eres ese Silencio. Te das cuenta en profundidad que no puedes hacer nada, que son esos brazos los que te rescatan, y ves que nunca has sabido lo que es no hacer nada. Esos brazos también son los que te mueven a actuar en el sueño, si eso es lo que toca. Pero ya no puedes hacer nada con resistencia, ni con esfuerzo: ni meditar, ni estar con una persona, en un trabajo. Todo es una exhortación a vivirlo desde La Paz, desde el Amor y para el Amor, por eso nunca se puede planificar nada y solo se puede vivir en cada instante abierta a todas las posibilidades.