Mucho se habla hoy en día del concepto de bypass espiritual y ya hay muchos autores que hablan de cómo la práctica espiritual puede ser utilizada no tanto en favor de abrirnos a la verdad evidenciando aquella sombra, aquello inconsciente que la obstaculiza, sino como formas de evadir el sufrimiento o de espiritualizar y engrandecer nuestro ego.
Hoy un amigo me ha comentado del libro de un psicoterapeuta que analiza cómo las diferentes enseñanzas espirituales pueden ser tergiversadas y las trampas y subterfugios que adquirimos los buscadores espirituales para continuar enredados en la Matrix pero con la sensación de que se han alcanzado altas cotas espirituales. Lo interesante del libro es que pueda beneficiar a algún buscador para que ponga Luz a esos escollos que la mayoría nos encontramos en este Camino.
La mente es muy astuta para hacernos seguir hipnotizados y hechizados por el sueño y utilizará cualquier estrategia para conseguir este propósito, las enseñanzas espirituales no iban a ser menos. Al final solo aquel que tiene un verdadero anhelo por la Verdad será lo suficientemente honesto para preguntarse en cada momento: ¿Estoy realmente en Paz?, ¿Soy realmente dichoso ahora? ¿Siento que me falta algo? ¿Todavía creo que algo de fuera ha de cambiar para que yo sea más feliz? ¿Estoy en armonía con todas las personas que me relaciono o me generan algún tipo de "rechazo" por sutil que sea? Creo que estas son la preguntas que uno debe de ser capaz de responderse con absoluta franqueza. Si hay alguna respuesta que nos indique que todavía no se vive en profunda Paz en todas las áreas de nuestra vida, el amante de la Verdad no se conformará o evitará distraerse... Tomará consciencia de que hay algo que no se está mirando con sabiduría y después la decisión profunda de verlo de otra manera... La Vida después se encargará de proporcionar los medios necesarios para que se produzca la comprensión sanadora, en forma de maestro, libro, conversación, pensamiento...y así ir adquiriendo el Arte de Ver con discernimiento y establecernos en una Paz que brote de lo profundo, y no un aletargamiento disfrazado de paz y amor divino.