Durante estos días , a la mente le gusta , a veces, entretenerse en comparar, validar, lo que una está viviendo. ¿ Es esto que vivo un despertar de verdad, del bueno? ¿Es una comprensión pequeña , grande? ¿Se ha esfumado mi ego? ¿ Soy innacida, inmortal y eterna? Igual era influjo de la luna lunera.
Al final acabo un poco cansada, por no resonar mucho con cierto lenguaje, también de comprobar que cada cual vive su experiencia personal o impersonal e intransferible. Y que hasta en la espiritualidad cada uno cree que lo suyo es lo mejor y más verdadero. ¡Increíble!.
Así que intentaré hablar de lo que yo vivo ( o en lenguaje advaitín: se está viviendo. No me malinterpreten).
Y lo que veo es que se da un proceso, en el tiempo, de apertura a un estado natural. Algunos dicen que o se realiza o no se realiza el Si mismo. Es decir, que no hay ni etapas , ni proceso. Pues será que no está realizado, pero es lo que vivo. Compruebo que ese estado natural es más natural cuando esa fuerza energética de la mente se hace menos intensa. Me doy cuenta que el ego que no es más que un cúmulo de pensamientos, recuerdos, imágenes, o proyecciones de futuro, es pura energía. Y que esa energía cuando es muy fuerte, provoca eso que se dice, identificación con la mente. Es entonces que vemos el mundo como si lleváramos puestas unas gafas opacas con un agujerito pequeño en el centro. Por eso nos sentimos constreñidos y cegados. Tiene tal fuerza entonces que nos atrapa y quedamos completamente al servicio de sus sacudidas. Pero , en ese proceso del que hablo, ocurre, que paralelamente va aconteciendo que los pensamientos se van debilitando, que esa carga energética es cada vez más débil. En algunos momentos incluso es nula, y solo existe una lúcida presencia. Y ahí uno se siente funcionando “ sin cabeza” que diría Douglas Harding.
Este vivir menos encabezada hace que una viva más en Paz, acogiendo mejor los acontecimientos diarios, en fin, vivir sin sufrimiento, que es al final lo que una iba buscando.
Indudablemente yo no se que ha pasado para que esa energía egótica esté en proceso de agotamiento. Eso de que no hay nada que hacer pues quizá sea cierto, pero para mí, todo aquello que ayuda a apaciguar esa fuerza energética de la mente, es bienvenido. El silencio, la música, la naturaleza, ayudar a otros sin esperar nada a cambio, ...es mi camino. Nisargadatta decía, por ejemplo, que la meditación no conduce a la realización , pero ayuda a reducir los obstáculos que conducen a la misma.
Así que intento vivir esta experiencia, por llamarlo de alguna manera, despojándome de todo lo aprendido, y dejándome guiar únicamente por lo que mi corazón me dicta.