"Yo sólo sé que no sé nada" decía Socrátes. Como también decía Nisargadatta, no conocemos nada de esta consciencia, que por otro lado es de lo único que se puede hablar. El mundo, que aparece todas las mañanas cuando nos despertamos, y que mientras estamos dormidos en el sueño profundo ha desaparecido, solo está en nuestra mente. Defensores de la consciencia, amantes de este juego maravilloso, que vemos como la única realidad posible, aunque en el fondo ya intuimos que esto todo es un movimiento de ella misma, haciendo su drama, haciendo su comedia.. Si estoy en el mundo, tendré que representar algún papel de la obra, sino me quedaré como una ameba. Pero yo no soy del mundo. Y vivir así en el mundo es muy diferente de vivir creyendo que es la realidad misma, completamente inmerso e identificado con sus dolores y placeres.
Y me veré comiendo, riendo, llorando, jugando, dando opiniones, fantaseando, diciendo tonterías,... pero yo ya sé que es la Vida expresándose a través de mis palabras, mis manos, mi cuerpo. Y cada persona dará su nota en esta misteriosa melodía cósmica, algunas veces desafinada. Así que yo sólo sé que no se nada, y un día mis palabras expresan una cosa y mañana quizá otra, aunque en el fondo ya sé que nada de eso tiene la mayor importancia. Por tanto, solo queda descansar y dejar que la Vida se exprese a su manera. Todo está bien, todo está bien.