sábado, 9 de septiembre de 2017

¿ Qué quieres de mi?



La mirada del Amor es limpia,
no busca tu consuelo, ni tu aprobación,
no espera ni desea nada de tí, 
ni siquiera quererte.


Es mirada que se mira a si misma,
y que se reconoce como tú, siendo yo.

Entonces,
¿Qué puedo buscar en tí,
cuando me he encontrado a mí misma siendo Tú?

Celebrar el instante, de Ser,
no de Ser contigo,
no de Ser junto a tí,
sino de Ser, el Uno,
el Uno sin segundo,
desplegando su misterioso juego.





Un día tu pareja te pregunta ¿ Qué quieres de mí? .  Si eso me lo hubieran preguntado hace un tiempo pues hubiera contestado  algo así como,  que me cuides,  me quieras, me respetes, me admires,  seas cariñoso conmigo, me desees,   en definitiva,  que en mi expectativa estaba la absurda ilusión de que llegaría un hombre que pudiera por fin llenar mi profunda  carencia interna y sentirme protegida y feliz,  for ever and ever.  Pero ya ha corrido un poco desde entonces y la nueva mirada  que se abre paso con cada descubrimiento, y que se va asentando  no en las necesidades psicológicas del pequeño yo,  sino en ese descubrimiento de que somos algo más allá de ese miserable y carenciado Ego, me  conduce a cambiar la respuesta. 

¿ Qué quiero yo de ti?  Pues vaya, ... en realidad de tí ,  querer querer , no quiero nada. Es que  ni siquiera deseo  conquistarte.  Eso sólo sería una pequeña victoria para mi Ego que al cabo de un rato me dejaría tan ignorante y vacía  como antes.    Y entonces te preguntarás qué sentido tiene todo esto... Pues quizá el sentido que tiene todo esto del amor, en minúsculas,  de la relación afectiva entre un hombre y una mujer, o del mismo sexo, vaya,  es el abrirnos más y más a esa Verdad que somos,  abrirnos  a ese otro Amor, el de mayúsculas, que es  eterno e infinito.  Descubrir que el Amor no es un sentimiento, sino nuestra verdadera naturaleza y que cuando lo descubra se manifestará en pensamiento, palabra y obras inspiradas.  Mientras tanto,  todo lo que haga estará teñido de alguna clase de necesidad o interés personal que conducirá al sufrimiento. 

 Pero gracias a tu presencia se hace posible que se movilicen en mí  aquellas heridas antiguas que llevan tanto tiempo estancadas.  Seguramente,  se activen aquellos traumas infantiles que otras relaciones no son capaces de destapar.   Puedo darme cuenta de mis miedos,  del miedo tan profundo que tengo al rechazo y al abandono.  También de mi tendencia a apegarme a las personas que quiero y del sufrimiento que eso provoca.  Tu te conviertes en el espejo donde podemos mirarnos el uno al otro,  porque es muy fácil que en ti proyecte todo aquello que no puedo tolerar.  

No, ya no puedo esperar un salvador de mi Vida.  Sé que nadie tiene la capacidad de hacerme feliz porque ya he descubierto que soy  Felicidad.  Pero quizá podamos andar un trocito de camino, unas horas, unos días, unos meses o unos años,  y  nos ayudemos  a vivirnos más y más desde esa plenitud que somos,  a que nuestro Amor, se expanda más allá de todos los límites que estaban preconcebidos.  Que por fin,  me de cuenta,  que tu eres yo y que yo soy tu, que somos ese Amor que no se sabe separado de nada ni de nadie.  Y entonces, nos daremos cuenta de que nuestro pequeño amor en minúsculas solo había sido un suspiro.