Siempre creemos que lo que se desarrolla en la pantalla de nuestra consciencia, la Vida, está separado de nosotros y tiene una realidad consistente. Pero en realidad no es más que simplemente una proyección, un mundo "virtual" fabricado por la consciencia o por la mente que dirían en el Curso de Milagros o en el Budismo. ¿Nos hemos preguntado alguna vez quien es el que sueña por las noches? Creeremos que "Yo". Pues resulta que ese "Yo" que sueña por las noche y recrea mundos "imaginarios" es el mismo "Yo" que sueña esta película a la que llamamos "vida real". Esto no es una paranoia tipo "Matrix", es algo que todos podemos investigar a través de nuestra consciencia, simplemente hay que tener el anhelo. La filosofía Advaita te invita a indagar a través de tu propia experiencia cual es ese "Yo" que creemos ser.
Normalmente nos experimentamos como no merecedores de la Paz o del Amor. Siempre hay latiendo en nuestro interior un sentido de carencia muy arraigado. Y como somos incapaces de reconocer la raíz de ese sentido de carencia, el mundo representa una función donde nos convertimos en las víctimas de nuestros propios miedos y carencias, y así, el mismo mundo nos lo refleja a través de la experiencias que nos toca vivir. Comienza entonces la frenética carrera para intentar cambiar la realidad externa a toda costa... Si el mundo no me da lo que yo quiero y necesito, voy a empoderarme para intentar conseguir todos mis objetivos.... Luego, casi siempre, el batacazo es monumental.
En unos, se traducirá en una constante sensación de carencia a nivel económico. Otros sentirán un miedo al rechazo y al abandono por parte de otras personas. Otros sentirán que el mundo o la gente los maltrata . La realidad siempre vendrá a corroborarnos aquellos miedos y carencias más profundos. Pero si miramos bien y vamos a la raíz, nuestro miedo más profundo o nuestra sensación de carencia o de no ser los suficiente buenos, siempre está relacionada con Dios. Si siento miedo a que me rechacen porque siento que no soy lo suficientemente buena, o atractiva, encuentro un miedo inconsciente a no ser merecedora del Amor de Dios. Y entonces viviré un sueño donde me encontraré siendo rechazada por los hombres que me gustan, por ejemplo.
Al vivirme separada de la Fuente tengo miedo de Aquello de donde brotan toda la Abundancia, Amor y Paz. Por eso en el sueño también nos encontramos apuntadores, heraldos de la eternidad, en forma de enseñanzas o maestros que nos recuerdan constantemente que el Amado se encuentra aquí, que es nuestra naturaleza, que no necesitamos sacrificarnos para Ser lo que ya somos, es nuestra esencia por derecho propio. Y así nos martillearán la mente una y otra vez, una y otra vez, hasta que se abra una fisura en la mente pensante y la Luz pueda pasar y comience así a darse una confianza.
Estar disponibles para esa escucha profunda nos abre a descubrir cuales son esas trabas que nos dificultan vivirnos como lo que ya Somos. Comenzaremos a encontrar un espacio en nuestra consciencia que no está tocado por ningún pensamiento o emoción por muy fuertes que sean. Y en esa apertura nos sabremos Amados por algo que es mucho más grande que esa "aceptación" mental que nos quieren vender los gurues de lo "piscológico". Porque la verdadera aceptación no viene de la mente pequeña.
Esta apertura a la presencia amorosa te abre a una nueva percepción de la Vida y el sueño, aun sabiendo que es un sueño y que un día desapareceremos en Eso que está más allá de Todo, se hace más amable y féliz. Se ha decidido en lo más profundo de nosotros dejar de identificarnos con las elucubraciones mentales, con las creencias, con las emociones, porque ya hemos visto que son falsas, y ahora solo queremos vivir este sueño identificados con con ese espacio de nuestra consciencia que recibe la fragancia de lo Absoluto. Mientras dure, jugaremos y haremos como que nos importa esta vida virtual cuando en el fondo sabemos que todo es una broma cósmica. Y así sucederá "aparentemente" hasta que el Atman se sepa que es Brahman y se funda en El. Fin de la historia.