El concepto de milagro según UCDM es un concepto muy abstracto que a la mente pensante, es decir, a nuestro intelecto racional le cuesta entender. Así que estos escritos y Un Curso de Milagros no hablan a este intelecto sino a esa parte de nuestra mente profunda que sabe sin saber y por eso puede reconocer que en estas palabras se encuentra la melodía de lo eterno y lo inefable.
El milagro nos habla de algo que trasciende a nuestro "yo psicológico". Necesita poder ser experimentado para poder aprehenderse, captarse, entenderse. Nos habla de una experiencia reconocida en todas las tradiciones místicas y espirituales no duales. Unos le llaman el Ser, consciencia, mente búdica, Yo superior, etc.
Cuando salimos de nuestra zona pensante, esta se hace a un lado y nos establecemos en el Amor y la Luz que somos. Es ahí donde nos disponemos a la mentalidad milagrosa. Por eso abrirse al milagro significa abrirnos a la Verdad que somos.
Los milagros son expresiones naturales del perdón como dice el curso. Cuando perdonamos permitimos que el milagro ocurra. Y cuando el milagro ocurre en la mente nos liberamos de las cadenas del ego, del nuestro y del hermano. Estas cadenas son las ilusiones que deben ser reconocidas para ser liberadas y disueltas en el Ser.
Es a través de una mentalidad milagrosa que yo me reconozco, no como el personaje que he adoptado en este sueño, sino como la Luz, como el Hijo De Dios, como el Crsito. Por ende, también reconozco al otro, al hermano, como lo mismo.
Los milagros son manifestaciones de ese Amor que somos. Cuando vibramos en una sintonía de Amor, a veces, los efectos en el exterior pueden ser apreciados como evidentes, otras, no tanto. Todos hemos podido comprobar que el Amor mueve montañas. El estado amoroso de una persona puede provocar la paz, la confianza, la libertad en los demás. Incluso el milagro puede curar las enfermades físicas. Pero el obrador de milagros no busca ningún resultado. Su mentalidad milagrosa le basta, y sabe que aunque no haya ningún signo exterior que lo evidencie, la semilla está plantada ("Un milagro nunca se pierde" nos recuerda el Curso").
La mentalidad milagrosa nos lleva a la Plenitud, la Paz. Esas señales nos hacen reconocerla. La verdadera Paz solo brota cuando dejamos de sentirnos separados de los otros, de la Vida, e incluso de nosotros mismos. Por este motivo este es Un Curso de Milagros, porque solo esa apertura al milagro nos conduce a esa Vida liberada del sufrimiento y a la Paz y Dicha verdaderas.